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El franquismo - Sus comienzos y su vinculación ideológica con los regímenes fascistas, Las características ideológicas del franquismo y su trayectoria

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El franquismo



Sus comienzos y su vinculación ideológica con los regímenes fascistas


La dictadura del general Francisco Franco se instaló en España al termino de la guerra civil, el 1 Abril de 1939, e iba a permanecer hasta su muerte en 1975.


Por haber estado a cabo de las fuerzas nacionalistas que habían triunfado en la Guerra Civil, para Franco fue natural considerarse jefe de España al acabar de esta, creando una dictadura de carácter  autoritario y personal.

Su experiencia había sido exclusivamente militar, y, por consiguiente, no tenía una ideología bien definida; como representaba la España conservadora y tradicionalista, se acercó a las ideas fascistas, pero no podemos afirmar que su régimen se identificase completamente con estas; al contrario,  este demonstró coincidir cada vez más con la persona de Franco y con sus propias idéas, de manera que su dictadura puede ser considerada una dictadura tradicional, vinculada a posturas de extrema derecha.



En lo que se refiere a la ación entre franquismo y fascismo, tenemos también que considerar que los mayores regímenes fascistas europeos (considerando como tales el italiano y el alemán) acabaron con la Segunda Guerra Mundial, cuando el franquismo apenas estaba en su comienzo; así, aunque inicialmente tuvieran características similares, fue inevitable que en su evolución el franquismo, al relacionarse con situaciones históricas profundamente diversas, se despeguase de las ideas fundamentales del fascismo.

Y aunque se suelan llamar 'fascismos' todas las dictaduras que tuvieron lugar en Europa en los años 30, tanto el fascismo italiano como el nazismo alemán (los más significativos de ellos para las peculiaridades y el papel que tuvieron), tenían características difíciles de reproducirse al exterior, tanto estaban atados a las personalidades que estaban a cabo de los movimientos: Adolf Hitler y Benito Mussolini.

Lo mismo podemos en parte afirmar del franquismo, ya que Franco consideró su dictadura parecida a la nazi y a la fascista, pero siempre subordinadamente a sus convinciones personales. Esto parece confirmado por el papel que el partido falangista tuvo en la ascensa y en el régimen de Franco.


La Falange se consideraba el verdadero partido fascista español, a imitación del italiano. Este partido, fundado en 1933 por José Antonio Primo de Rivera (hijo del general Miguel Primo de Rivera), no tenía en realidad, salvo las referencias exteriores, características estrictamente fascistas; su objeto era el de llevar España a su grandeza pasada, bajo unos 'señoritos' aristocráticos.

Su éxito en las elecciones desde 1933 hasta 1936 fue siempre escaso. La Falange tuvo que mantener, a lo largo de toda su existencia, una posición subordinada, y su identidad se perdió muy pronto, a causa también de la muerte de Primo de Rivera, fusilado por los republicanos durante la Guerra Civil. En estos años, la Falange fue considerada el apoyo escuadrista del ejército regular, un instrumento de violencia para las operaciones de 'limpieza'.

Tras de la guerra, Franco la utilizó como aporte ideológico de su régimen, pero nunca se declaró falangista. La perdída de sus rasgos originarios se completó con la transformación en partido único de España, y con la asunción de parte de Franco de la carga de Jefe de la Falange. Los falangistas ocuparon con militares y católicos los puestos de responsabilidad de la dictadura, mas la Falange no estaba ya un partido fascista.

Eso demostra como para Franco su dictadura fuese más atada a sus ideas personales que al fascismo en sí.



A pesar de todo esto, la vinculación entre franquismo, fascismo italiano y nazismo, fue honda desde la Guerra Civil hasta 1943; Hitler y Mussolini habían dado a Franco una aportación decisiva en la Guerra Civil, enviando a España soldados y armas tecnológicas, para contrastar las fuerzas republicanas, consideradas un enemigo común.

El conflicto ideológico se repitió en la Segunda Guerra Mundial; en sus primeros años, Franco hizo numerosas declaraciones de apoyo y amistad a las potencias del Eje; pero su intervenciòn en la guerra, que para muchos estaba descontada, no se realizó, y esto fue providencial para el régimen franquista, que de esta manera evitó la derrota que eliminó los regímenes fascista y nazi. En realidad, España no pudo intervenir porque la Guerra Civil había dejado un país arruinado, que necesitaba un periodo de paz para la reconstrución. Hitler y Mussolini, que se entrevistaron con Franco respectivamente en 1940 y en 1941, aceptaron esta situación, comprendiendo que la ayuda que le habría podido provenir de España habría sido inevitablemente muy pequeña.

Sólo en 1941, cuando Alemania atacó la Unión Soviética, España cambió en parte su postura de la 'neutralidad' a la 'no beligerancia', para tomar parte en la lucha contra su mayor enemigo ideológico; se envió al frente ruso un pequeño ejército de voluntarios, la 'División Azul', que en realidad tuvo un papel bastante limitado.

Pero en 1943, cuando la derrota del Eje parecía cada día más probable, Franco volvió a la estricta neutralidad, enfriándo sus relaciones con Alemania (en Italia ya había caído el régimen de Mussolini).

De esta manera pudo sobrevivir a la Segunda Guerra Mondial, aunque su posición fuera condenada duramente por las democracias europeas.


Las características ideológicas del franquismo y su trayectoria desde 1939 hasta 1975


Las características más importantes de la dictadura franquista a lo largo de su existencia fueron su caracter personal, el inmovilismo político, la vinculación con la Iglesia católica; Franco creía en el pragmatismo, en la autoridad y el orden por encima de todo; sus valores eran la patria y el Estado.

Franco reunía en sí todas las cargas políticas más importantes; él se identificaba con España, y consideraba a los enemigos del franquismo como a enemigos de España. Por esto persiguió sin excepciones cualquier forma de oposición. Quizá si fue por esta identificación entre su persona y su régimen que el problema de la sucesión fue para el franquismo una cuestión muy grave, a la que nunca se pudo dar una solución definitiva. El rey Juan Carlos de Borbón (nieto de Alfonso XIII ) fue indicado como sucesor de Franco, pero esto no impidió el terminar del régimen con la muerte del Caudillo.

Apenas llegó al poder, Franco desmanteló las estructuras políticas de la República, e instituyó el partido único y el sindicato único, que quedarían hasta 1975, aunque en ciertos momentos Franco intento dar una aparencia 'abierta' a su régimen, que recibía muchas críticas del exterior; más nunca hubo cambios sostanciales. Para él, la democracia y la pluralidad de ideas eran grandes peligros.

El franquismo se identificaba además con el catolicismo más conservador (consiguientemente a los enfrentamientos de la Guerra Civil, en la que el ejército había defendido a los católicos), de manera que la Iglesia fue, al menos hasta 1960, el principal apoyo del régimen, y quedó atada a sus estructuras políticas.

Estas convinciones fundamentales y el rechazo de cualquier concesión democrática fueron reiteradas por Franco sin cambio alguno hasta el final.


Franco ejerció una dura represión contra los desarrotados de la Guerra Civil: los que no se exiliaron fueron matados o encarcelados, muchos españoles perdieron su empleo: la sociedad se quedó completamente 'depurada'; contemporáneamente, se empezó una continua 'autoproanda'.

Pero España tuvo que atraversar muchas dificultades: los años 40 fueron marcados por el aislamiento internacional, en cuanto la democracias de la ONU rechazaban la dictadura de Franco. España intentó dar vida a una política económica autárquica y estatalista, que fue un verdadero fracaso: sus consecuencias fueron el retroceso de la producción y el descenso del nivel de vida. El periodo negativo de la economía, empezado en 1936, duró hasta 1951. Hasta este año hubo que mantener el racionamiento de los alimentos.

La situación mejoró en los años 50: gracias a una coyuntura exterior favorable (la 'guerra fría', que unía los estados occidentales contra la URSS comunista), España llegó a los Acuerdos con Estados Unidos, que significaron la incorporación al mundo occidental y la fin del aislamiento. Contemporaneamente España concluyó el Concordato con la Santa Sede, que oficializaba las relaciones entre Iglesia y franquismo.

La situación económica empezó a mejorar lentamente; el o de Estabilización de 1959 decretó el cambio de la política económica española, y el abandono de la autarquía, gracias al Gobierno de los 'tecnócratas' que anteponían el pragmatismo a la ideología ultraconservadora.

En los años 50 inició a manifestarse a través de huelgas y protestas universitarias, una nueva oposición política a la dictadura, que nada tenía que ver con la de 1939. Todas acciones fueron reprimidas con medidas extraordinarias, pero demonstraron la existencia de una oposición, que en los años siguientes fue creciendo y compactándose.

En efecto, los años 60 mostraron un inmenso crecimiento económico, debido principalmente a grandes inversiones extranjeras, acompañado por industrialización y éxodo rural. La sociedad española se modernizó velozmente, el nivel de vida mejoró, aunque muchos problemas estructurales permaneciesen.

La proanda intentó hacer creer que esas mejorías fueran méritos del régimen, pero sin éxito; la modernización social hizo crecer la oposición interna de parte de las universidades, del movimiento obrero, por fin de la Iglesia, que abandonó sus posturas tradicionales. Resurgió el nacionalismo, autor de numerosas acciones terroristas. La parte de españoles que demostraban su descontento crecía, pero la única respuesta del régimen quedó la represión.

Los últimos años fueron muy difíciles: los conflictos ideológicos se volvieron muy hondos, a causa de acciones terroristas y represalias. Los mismos sostenidores del franquismo estaban divididos entre moderada apertura y ultraconservadorismo. Claramente, las fuerzas al poder estaban muy débiles, incapaces de marcar un rumbo político; Franco estaba ya viejo y enfermo, y no supo alcanzar la solución para dar continuidad al régimen. Poco antes de su muerte, él volvió a reiterar las mismas idéas que hubieran tenido que regir España: catolicismo, patriotismo, autoritarismo, rechazo de democracia y de libertad. Murió el 20 Noviembre 1975: mantener estos principios era imposible, porque no correspondían a las exigencias del pueblo español.

El príncipe Juan Carlos, sucesor de Franco, supo llevar España a la democracia, después de tres años de delicadísima transición: en 1978 España tenía su Constitución.








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